RESEÑA: The York Realist, Donmar Warehouse ✭✭✭✭✭

Ben Batt (George) y Jonathan Bailey (John) en The York Realist. Foto: Robert Hastie The York Realist.

El Donmar Warehouse

14 de febrero de 2018

5 Estrellas Reserva Ahora Es apropiado que el Donmar Warehouse reviva la hermosa obra de Peter Gill durante el mes de la Historia LGBT. Ambientada a principios de la década de 1960, hombres como George y John habrían enfrentado prisión por enamorarse y querer estar juntos.  Provienen de mundos diferentes, George es un trabajador agrícola, John un asistente de dirección trabajando en una producción de las York Mystery Plays, representada con aficionados locales como George en el elenco. Situada en una remota granja de Yorkshire, encuentra un paralelo moderno con la exitosa película independiente God’s Own Country, excepto que el guion de Gill es más tierno y la sexualidad está aún más fuertemente restringida por las presiones sociales. Un hombre en overoles podría convertirse en la tendencia homoerótica del año.

Lesley Nicol (Madre) y Ben Batt (George) en The York Realist. Foto: Robert Hastie

El elenco es impecable, al igual que la dirección sensible y perfectamente afinada de Robert Hastie. Ben Batt es excepcional como George, aceptando curiosamente su sexualidad, y al principio, teniendo la ventaja en la relación. Es un retrato de masculinidad reprimida y deseo, sus verdaderos sentimientos luchando contra su rol como buen hijo y miembro de la comunidad. Hace una pareja perfecta con la interpretación de Jonathan Bailey como John, culto, confiado en Londres, viendo la belleza en la naturaleza que George hace tiempo dejó de notar. Su amor se transmite de manera muy sutil, a través de miradas, el toque pasajero de una mano en un hombro, girando lejos de otras personas para tratar de controlar sus sentimientos - nunca se besan, y la relación es más poderosa por ello.

La compañía de The York Realist en Donmar Warehouse. Foto: Robert Hastie

Hay insinuaciones en el guion de que los otros personajes saben que George es gay, pero hacen la vista gorda colectivamente siempre que no cause un escándalo y sepa dónde están los límites. Lesley Nicol es excelente como la Madre, cálida y realista, enraizada en las tradiciones de la familia y la maternidad, la enfermedad apoderándose lentamente de ella.  La hermana de George, Barbara, (Lucy Black), sabe que George no es "del tipo que se casa", pero aún así no advierte a la amable, religiosa y enamorada Doreen, la excelente Katie West. Matthew Wilson aporta la aspereza y cuidado de Yorkshire como Arthur, y Brian Fletcher es adorable como el adolescente Jack, al borde de convertirse en un hombre pero sin idea de qué hacer con su vida, excepto que, como su madre, quiere seguir adelante.

Es un mundo de Capilla, leche Carnation y una inquietante obsesión con "lavar los platos", magníficamente realizado en el diseño de Peter McKintosh. La muerte de la Madre debería proporcionar a George la liberación que necesita para vivir su vida, sin embargo, no puede dejar su mundo, y John no puede vivir con él en la cabaña en Yorkshire - eso provocaría demasiada sospecha. La escena final es profundamente conmovedora, y, aunque maldices el momento de Doreen, no la odias ya que ella anhela el amor tanto como los hombres. Es una hermosa cápsula del tiempo de un amor perdido, y el guion de Gill rebosa ternura. En 2012, Gill dirigió una hermosa producción de Making Noise Quietly de Robert Holman en este lugar. Y eso resume el trabajo de Gill: hace ruido en silencio, pero su trabajo te acompaña para siempre.

RESERVA AHORA PARA THE YORK REALIST