RESEÑA: Coriolano, Crucible Theatre, Sheffield ✭✭✭✭

Gary Stringer reseña Coriolano de William Shakespeare en el Teatro Crucible, Sheffield.

Tom Bateman y la compañía de Coriolano. Foto: Johan Persson

Coriolano Teatro Crucible, Sheffield 4  estrellas

Coriolano de Shakespeare estalla en el escenario del Crucible en una nueva producción dirigida por Robert Hastie, director artístico de los Teatros de Sheffield. Siguiendo el trágico ascenso y caída de un héroe de guerra en la antigua Roma, coloca al público en un escenario de foro, sumergiéndolos en el corazón de la acción desde el principio. Te sientes como parte del senado mientras los miembros del Teatro del Pueblo de Sheffield llenan el espacio y se involucran en una incitación sorprendente. Bajo el diseñador Ben Stones, la puesta en escena es sencilla contra el hermoso revestimiento de madera del auditorio, dejando que la iluminación de Lucy Carter cree atmósfera. Durante las brutales escenas de pelea, coreografiadas como un oscuro ballet por Renny Krupinski, y las tensas maniobras militares, casi podrías estar viendo un desfile de moda de alto concepto con una pasarela de fetichismo militar.

Tom Bateman como Coriolano. Foto: Johan Persson

Tom Bateman es excelente como Coriolano, mostrando perfectamente el orgullo y petulancia del joven prodigio militar. Antagónico cuando debería ser contrito, hierve de ira y apenas contiene su desdén por la gente común a la que busca controlar en lugar de servir. Está bien acompañado por su archienemigo, Aufidio, interpretado con una fisicalidad depredadora y lobuna por Theo Ogundipe.  Su nuevo enfrentamiento en Antium se desarrolla contra un telón de fondo de masculinidad alimentada por testosterona. Mientras los sacos de boxeo se balancean desde el techo, su odio mutuo da paso al respeto y quizás, se sugiere firmemente, a algo más.

Stella Gonet (Volumnia) y Hermon Berhane (Virgilia) en Coriolano. Foto: Johan Persson

Como Volumnia, Stella Gonet muestra una ambición férrea, con su orgullo por las hazañas de su hijo que contribuyen a la caída y el sacrificio último de Coriolano. Usando lenguaje de señas, sus escenas con su esposa Virgilia, interpretada por Hermon Berhane, tienen gracia y ternura que contrastan con su temperamento impulsivo. Malcolm Sinclair es un Menenio con presencia de estadista, mostrando un remordimiento sombro y genuino dolor al precipitarse las situaciones fuera de control, en parte orquestadas por un dúo conspirador antagónico de Remmie Milner y Alex Young como Sicinio y Bruto.

Tom Bateman (Coriolano) y Theo Ogundipe (Aufidio). Foto: Johan Persson

Con la situación política actual en ambos lados del Atlántico, y con recientes elecciones divisivas, esta historia ejecutada eléctricamente se siente más actual que nunca; el camino al infierno siempre parece estar destinado a estar pavimentado con intenciones mal ubicadas. En esta producción, la obra es una demostración impactante de las “serpientes y escaleras” de la política, la naturaleza caprichosa del reconocimiento público y, como en la creciente influencia de las redes sociales, el lado oscuro del descontrol de las masas.

En cartelera en el Teatro Crucible hasta el 28 de marzo de 2020.

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