RESEÑA: BU21, Trafalgar Studios ✭✭✭

Clive Kene, Graham O'Mara y Florence Roberts en BU21 BU21

Trafalgar Studios

11/1/16

3 Estrellas

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Trasladado desde Theatre 503, la obra de Stuart Slade es una pieza verbatim creada en torno a un acontecimiento ficticio: el de un ataque terrorista en Londres y las experiencias de media docena de sobrevivientes. El ataque es espeluznante, un avión de pasajeros, (número de vuelo BU21), derribado por un misil, estrellándose en Parsons Green. Al principio, son voces solitarias, pero a medida que la obra avanza, comienzan a formar un grupo de apoyo. La escritura tiene una simplicidad intensa y efectiva, la comunicación es directa con nosotros, y la obra tiene mucho que decir sobre la construcción del duelo por los medios de difusión y las redes sociales. (“Me enteré de que mi madre murió a través de Twitter.”) También se beneficia de ser interpretada por un excelente elenco.

Roxana Lupu en BU21

Como la obra deja claro, no hay héroes ni finales felices, aparte de los construidos tras el ataque. Isabella Laughland como Izzy comienza la narrativa, lo que nos permite imaginar eficazmente la muerte de su madre cuando el motor del avión se estrelló contra ella. Roxanna Lupu es convincente como Ana, terriblemente quemada cuando tomaba el sol y luego cubierta de combustible de aviación. Graham O’Mara es excelente como Graham, un héroe del desastre que crea el grupo de apoyo, pero que luego se revela como un mentiroso. Esta mentira es descubierta por Alex, un personaje egoísta y sumamente desagradable, pero veraz y brutalmente honesto. Su incorrección política es interpretada con entusiasmo por Alexander Forsyth, quien descarnadamente derriba la cuarta pared y nos ridiculiza por pagar buen dinero para ver pornografía de tragedia, subrayando la construcción del teatro y la realidad percibida. También destaca nuestras expectativas racistas al anticipar que el musulmán, Clive, interpretado sensitivamente por Clive Keene, es uno de los terroristas. Lo más convincente de todo es Florence Roberts como Floss, en cuyo jardín trasero cae un pasajero del avión, una excelente interpretación de choque y duelo, pero también ofreciendo esperanza y recuperación en su creciente relación con Clive, cuyo padre fue quien murió en su jardín.

Alexander Forsyth y Graham O'Mara en BU21

Si la obra suena intensa y sombría, su fortaleza está en el más negro de los humores negros, haciendo puntos interesantes sobre cómo todos pensamos en “lenguaje mediático”, particularmente Alex, que trae grandes risas con sus resúmenes brutales de la situación. Para mí, esto podría haberse explorado más, los conflictos podrían haber sido elevados. Alex chantajea a Graham sobre su mentira, pero es un acuerdo mutuo que les beneficia a ambos, y las consecuencias dentro del grupo y la sociedad en general nunca se exploran. Y la obra se ve retenida por sus orígenes Fringe. Aunque el movimiento es efectivo, la música house sonando y las luces destellando mientras los actores mueven las sillas es un recurso trillado del Fringe ahora, y rápidamente se vuelve irritante y repetitivo. El escenario austero tampoco aporta mucho a la imagen escénica, de hecho, cierra los ojos y esto funcionaría mejor en la radio, tal es el poder del texto y las interpretaciones.

Hasta el 18 de febrero de 2017

Fotos: David Monteith Hodge

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