RESEÑA: Berberian Sound Studio, Donmar Warehouse ✭✭✭✭

Paul T Davies reseña Berberian Sound Studio que se presenta ahora en el Donmar Warehouse de Londres.

Tom Espiner en Berberian Sound Studio. Foto: Marc Brenner Berberian Sound Studio.

Donmar Warehouse

15 de febrero de 2019

4 Estrellas

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Basado en el guion original de Peter Strickland, Tom Scutt (director) y el escritor Joel Horwood han concebido un tenso drama psicológico que aumenta su agarre en ti a medida que se despliegan los noventa minutos. El ingeniero de sonido Gilderoy llega a Italia para trabajar en lo que él cree que es una película sobre caballos. Pero es una película de terror, aunque el director insiste en que no lo es, y Gilderoy se obsesiona cada vez más con crear los efectos de sonido sangrientos, especialmente para el espeluznante clímax de la película. La línea entre la realidad y la ficción se vuelve cada vez más borrosa a medida que está desconectado de su madre, que está perdiendo la vista en su hogar, y el estudio se convierte en su única existencia.

Beatrice Scirocchi y Lara Rossi en Berberian Sound Studio. Foto: Marc Brenner

Esa confusión de la realidad se establece de inmediato con una secuencia de apertura inteligente que pasa de la voz en off a Foley y luego a la entrada en vivo. El Donmar es un lugar perfecto para esta inquietante historia; Anna Yates y Scutt han diseñado un excelente set de estudio de sonido y, junto con la magnífica composición y diseño de sonido de Ben y Max Ringham, (la verdadera estrella del espectáculo), nos sentimos sepultados en el estudio junto con Gilderoy. Luchamos por ver el movimiento en las sombras, nos preocupamos por los golpes en la puerta cuando no hay nadie, y los estruendos estratégicamente colocados hicieron saltar al público de sus asientos.

Tom Brooke. Foto: Marc Brenner

La obra está impulsada por una excelente actuación de Tom Brooke como Gilderoy, en muchos sentidos un clásico inglés fuera de su elemento en un país extranjero, ansioso por sus gastos y luchando con el idioma. Sus expresiones faciales son un deleite, llevándonos de la aprensión al deleite con el equipo sofisticado con el que tiene que trabajar, el shock por la película de sexploitation, y finalmente el agotamiento a medida que su salud mental se quiebra; es hipnotizante.

Sidney Kean. Foto: Marc Brenner

Ambientada en los años 70, la obra también examina el abuso y la sexualización de la violencia contra las mujeres, y la manipulación de los actores al interpretar los papeles. Esto se muestra en la lucha de la artista de voz Sylvia, con una apasionada actuación de Lara Rossi, que resiste la presión para doblar las escenas de tortura y se retira, mientras que su colega Carla, Beatrice Scirocchi, es llevada al límite por la búsqueda obsesiva de Gilderoy del grito perfecto. Muy divertidos son Tom Espiner y Hemi Yeroham como los artistas de Foley Massimo y Massimo, y nunca volverás a ver las verduras de la misma manera después de ver cuán versátiles pueden ser al crear los sonidos de la tortura. Enzo Cilenti también impresiona como el arrogante Francesco, llevando a los artistas a sus límites.

Inquietante y entretenido, esta es una experiencia teatral breve y tensa, que trabaja en muchos niveles subliminales y evita cualquier truco vulgar para sorprendernos. Sientes que Gilderoy nunca dejará el estudio, y te sientes agradecido cuando descubres ¡que puedes hacerlo!

Hasta el 30 de marzo de 2019

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