RESEÑA: Insignificance, Teatro Arcola ✭✭✭✭

Simon Rouse y Alice Bailey en Insignificance. Foto: Alex Brenner Insignificance

Teatro Arcola

23 de octubre de 2017

4 Estrellas

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La obra de Terry Johnson, vista por primera vez en el Royal Court en 1982, tiene su origen en que el dramaturgo leyó que se encontró una fotografía firmada de Albert Einstein entre las pertenencias de Marilyn Monroe tras su muerte. Su guion brillantemente imaginado sitúa a Einstein en una habitación de hotel en Nueva York, a solo unas manzanas de donde Monroe está filmando la infame escena del vestido blanco en La tentación vive arriba. Einstein está siendo presionado por Joe McCarthy para presentarse ante el Comité de Actividades Antiamericanas, y un celoso Joe DiMaggio aparece, furioso al presenciar la filmación de la escena y la mirada lasciva de la multitud que se reunió para mirar. Excepto que nadie es llamado directamente por su nombre; son La Actriz, El Profesor, El Senador y El Jugador de Béisbol, y al hacerlo, la obra examina la identidad, la fama y la imagen. Nadie es como parece al mundo, excepto posiblemente El Senador.

Alice Bailey-Johnson, Tom Mannion y Simon Rouse en Insignificance

La producción del director David Mercatali es al principio poco potente, toma un tiempo acomodarse y los actores necesitan tiempo para jugar con el texto. Como El Senador, Tom Mannion inicialmente parecía nervioso, careciendo de la desfachatez y la pasión visceral que esperaríamos. Sin embargo, su regreso en el segundo acto realmente comienza a mostrar este aspecto, y su furia se disfruta mejor cuando se le permite más libertad. Como El Profesor, Simon Rourke es excelente, un maravilloso estudio de la calma y la confusión, aparentemente sorprendido y desprevenido a la vez por los visitantes y eventos que tienen lugar en su habitación de hotel mientras trata en vano de descifrar la forma del espacio. Alice Bailey Johnson gana estatura como La Actriz, esta no es ninguna rubia tonta, explicando la Teoría de la Relatividad al Profesor, (y acertando), y sigue insegura sobre el Principio de Heisenberg, uno de los muchos excelentes chistes que perforan la obra. Como todos le señalan que ella es “ella”, Johnson podría haber mostrado una división más fuerte entre la “ella” de la pantalla y la pública, particularmente en su voz, pero capturó perfectamente la frágil belleza y tragedia de Monroe. Oliver Hembrough también refleja esta tragedia en una interpretación divertida pero conmovedora de El Jugador de Béisbol, el verdadero tonto de la habitación, que registra su fama en el número de tarjetas de béisbol en las que aparece en los paquetes de chicles que consume. El deseo de la pareja por tener un hijo, y el hecho de que un golpe del Senador cause que la Actriz pierda al bebé, y la disolución de su matrimonio, está perfectamente realizado.

Alice Bailey-Johnson y Oliver Hembrough en Insignificance~

Treinta y cinco años después, la obra de Johnson sigue deslumbrando en su ingenio, inteligencia y juegos de palabras. Hay un chiste formidable que involucra un gato que El Profesor está “cuidando para un amigo”, y cuando es confrontado por El Senador, se niega a firmar cualquier papel “porque es mi nombre”. Luego revela que lo escuchó en una obra unas noches antes, le da el programa a La Actriz y le aconseja ver Las brujas de Salem. (Escrita por el próximo esposo de Monroe, Arthur Miller.) Aunque no es del todo la producción que la obra merece, hay mucho que disfrutar en una noche que se acelerará durante su temporada.

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