RESEÑA: Fat Blokes, Purcell Rooms, Southbank Centre ✭✭✭✭✭

Paul T Davies reseña Fat Blokes en las Purcell Rooms del Southbank Centre.

Fat Blokes

Purcell Rooms, Southbank Centre.

8 de noviembre de 2018

5 Estrellas

Fat Blokes es el nuevo espectáculo del artista Queer y activista Scottee, que celebra diez años como un ‘gordo en la vanguardia’, y su visión particular sobre la danza. En sus propias palabras, Fat Blokes trata sobre ‘llantitas, papadas y quitarse la ropa en público’, desvelando por qué los hombres gordos nunca son retratados como sexys, sino siempre como graciosos, siempre el ‘antes’ pero nunca el ‘después’. “¿Por qué siempre se retrata a los hombres gordos como el amigo gracioso o el individuo roto? Trabajando con la coreógrafa Lea Anderson y cuatro hombres de talla grande, es una pieza extraordinaria, a veces confrontacional, pero también suave, honesta y celebratoria sobre ser los forasteros Queer.

En los primeros segundos del espectáculo, Scottee regaña al público por reírse en el baile de apertura, su enojo está bien dirigido y es sin disculpas, aunque es un alivio verlo sonreír y comenzar a bromear con la audiencia. Pero el punto se hace rápidamente; por mucho que te consideres consciente políticamente del rechazo hacia los gordos y los problemas corporales, este espectáculo te hará mirarte a ti mismo y a las personas gordas de nuevo, y reevaluar tu postura. Los cinco hombres son extraordinariamente valientes y están trabajando y actuando en un espectáculo como este por primera vez. La agenda y el contexto están firmemente establecidos por la compañía, es una pieza bien estructurada que es muy divertida, pero nunca nos deja fuera de la cuestión.

Lo que hace que el espectáculo sea tan fuerte es que, al contarnos sus historias individuales, los intérpretes se toman su tiempo y mantienen el silencio creado cuando las emociones toman el control de una manera hermosa. Asad Ullah, quien nunca había hecho algo así antes, no ha hablado con su padre durante dos años, y en ese tiempo Asad se ha convertido en esposo y es muy feliz con su marido. La relación cultural con la comida se destaca, al igual que su alegría por estar enamorado de otro ‘gordo’. Joe Spencer es brillante al subrayar cómo la gordura es un problema de clase, utilizado para oprimir a la clase trabajadora, discutiendo cómo la comida es un apaño rápido y reconfortante cuando se es acosado sin descanso. El relato de Sam Buttery de ser atacado con un vaso por otro hombre gay, simplemente por ser gordo, lleva toda la noche a un enfoque nítido y audaz. Y Gez Mez es, con un chispeante guiño en sus ojos, feliz con quien es ahora y un deleite travieso, realizando un excelente solo de danza. Y el mismo Scottee brilla con enojo, honestidad, amor y apoyo.

La gordura es un problema complejo, y el espectáculo atraerá a cualquiera, queer o no, que se sienta como un forastero, y debería generar debate sobre la actitud de los medios hacia la gordura y cómo el acoso y la denigración constantes no traerán cambio. Si todo esto suena un poco introspectivo y, perdonen el juego de palabras, pesado, no es ese tipo de espectáculo; de hecho, es difícil situarlo en cualquier género reconocible. Lo que es es desafiante, agradable, provocador y la coreografía es ingeniosa, reflexiva y, lo admito, ¡sexy AF! La noche anterior había visto el espectáculo de danza del artista discapacitado Ian Johnston, Dancer, en el Colchester Arts Centre. Me encanta ver cómo los espacios de actuación son tomados por “forasteros”, radicales, aquellos que usualmente no tienen acceso. Los teatros deben tomar nota, una rebelión está en marcha.

Fotos: Holly Revell

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