RESEÑA: Ángeles en América Parte Dos, Teatro Nacional ✭✭✭✭✭

James McArdle (Louis) y Nathan Stewart-Jarrett (Belize) Ángeles en América Parte Dos: Perestroika

Teatro Nacional.

4 de mayo de 2017

5 Estrellas

Ahora hemos olvidado las reformas políticas del partido comunista en Rusia bajo Gorbachov en la década de 1980, el significado de Perestroika es ‘restructuración’. La Parte Dos de la fantasía de Tony Kushner comienza con un discurso del bolchevique vivo más antiguo. La primera línea que se pronuncia es: “La gran pregunta ante nosotros es: ¿estamos condenados?” Así de grandes son las preguntas que Kushner plantea, y la parte dos es tan extraordinaria y emocionante como la parte uno, aunque un poco frustrante en su incapacidad para ofrecer respuestas concretas.

Denise Gough (Harper) y Andrew Garfield (Prior)

Cuando vimos por última vez a Prior Walter un ángel había atravesado su techo y lo proclamó profeta. ¡Y no es un cuerpo celestial blanco y radiante; es sucio, dañado, lascivo y humano! Amanda Lawrence es maravillosa en el papel, divertida y apasionada, como lo es en todos sus roles, la fisicalidad del ángel es un placer. Los personajes que vimos poco en la parte uno se adueñan de la escena, especialmente Susan Brown como Hannah Pitt, la única mormona antipática que jamás conocerás, que se traslada a Nueva York para encontrar a su hijo Joe después de que él le diga que es gay. Es brillante, práctica y con los pies en la tierra en un mundo que se está fracturando, su fe no es un impedimento para su aceptación y ayuda. Que se convierta en defensora y cuidadora de Prior es conmovedor y convincente. La escena donde Harper y Prior se conectan en el centro mormón viendo un diorama cursi interrumpido por sus respectivos amantes es un punto culminante de la comedia. Es una pena que la historia de Harper comience a desvanecerse un poco en la Parte Dos, pero Denise Gough, con un nudo en la garganta, logra mantenernos interesados en su historia. El elenco sigue siendo brillante, Russell Tovey desnudando metafórica y literalmente a su personaje cuando Joe comienza a reestructurarse.

Nathan Lane (Roy Cohn) y Nathan Stewart-Jarrett (Belize)

La única muerte relacionada con el SIDA que vemos es la de Roy Cohn. Se necesita valentía para escribir eso, y valentía para interpretarlo, y aquí Nathan Lane sobresale en la bravura de la escritura-Kushner incluso hace que Ethel Rosenberg le cante una nana a Cohn. El problema que tengo con la Parte Dos es que algo de la filosofía es un poco demasiado Nueva Era y dramáticamente simplista: el Cielo es un lugar “muy parecido a San Francisco”. ¿Ah sí? Bueno, entonces está bien. Sin embargo, aunque el texto comienza a divagar en algunos lugares, las apasionadas actuaciones lo salvan. Una vez más te recuerdo que la extraordinaria actuación de Andrew Garfield vale el precio de la entrada por sí sola, y su búsqueda de devolver su profecía es hilarante y convincente: la actuación destacada del año hasta ahora.

Denise Gough (Harper) y Russell Tovey (Joseph)

El escenario de Ian MacNeil se abre en la parte dos, incluso si su Cielo es un poco Star Trek, y quería que la fuente de Bethesda fuera una estatua más realista, más asentada en su ubicación. La obra comienza con una muerte y termina con un aliento para amar, mientras Prior se dirige a todos nosotros. Mi 'yo' más joven de hace veinticinco años abrazó a mi 'yo' mayor y susurró: “Mira cuán lejos hemos llegado juntos.” Es cierto; ya no ves lesiones de KS. Pero los derechos LGBT siguen siendo frágiles y pueden ser revocados con un solo trazo de la pluma. Así que la lucha continúa. Dejemos claro esto: Ángeles en América no es una obra de teatro. Es un evento, el equivalente de ver compulsivamente una serie. Esta producción brillantemente actuada toma días para procesar y se quedará contigo...probablemente hasta el próximo revival.  Épica, extraordinaria, asombrosa- y aquí va otro cliché- ¡lucha por un boleto!

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