RESEÑA: Anatomía De Un Suicidio, Royal Court Theatre ✭✭✭✭

Hattie Morahan, Kate O’Flynn y Adelle Leonce. Foto: Stephen Cummiskey Anatomía de un Suicidio

Royal Court

8 de junio de 2017

Cuatro estrellas

RESERVAR ENTRADAS El pasado es el presente, es también el futuro, como dice Mary Cavan Tyrone en Largo viaje hacia la noche de Eugene O'Neill. Las tres épocas ocurren simultáneamente en la nueva y lograda obra de Alice Birch, Anatomía de un Suicidio, que narra las historias de tres generaciones de mujeres en los años 70, 90 y 30. Carol ha estado perturbada desde su adolescencia pero sufre una depresión más profunda tras el nacimiento de su hija, Anna, lo que finalmente la lleva al suicidio. A su vez, Anna lucha después de perder a su madre a una edad temprana y cae en una vida de abuso de drogas hasta que se asienta y tiene su propio bebé. El suicidio de Anna persigue a su hija, Bonnie, quien crece para convertirse en consultora de emergencias, rechazando relaciones por miedo a seguir el mismo camino que su madre y su abuela.

Hattie Morahan y Sophia Pettit. Foto: Stephen Cummiskey Cada una de estas historias se representa junto a las otras en el mismo escenario, con líneas entrelazándose y palabras que resuenan como una sinfonía del lenguaje. Este enfoque audaz demuestra inteligentemente el legado de un suicidio y cómo puede resonar a través de las generaciones. Para el público, la experiencia es intensa durante dos horas, ya que la atención cambia constantemente entre las tres narrativas, a menudo superpuestas. Dirigida por Katie Mitchell, la interacción entre las tres es técnicamente brillante y meticulosamente sincronizada, a veces hasta el punto de distraer del dolor que se representa. Pero el elenco es fenomenal, desde la etérea Carol de Hattie Morahan, pasando por la voluble Anna de Kate O'Flynn, hasta la emocionalmente contenida Bonnie de Adelle Leonce.

Kate O’Flynn, Jodie McNee y Adelle Leonce. Foto: Stephen Cummiskey Están bien apoyados por Paul Hilton como el esposo fuerte, cariñoso pero desconcertado de Carol, que se convierte en un hombre roto frustrado por no poder ayudar a su hija mientras parece que seguirá la trayectoria de su difunta esposa. Jodie McNee destaca en varios roles, incluyendo el amante intermitente de Bonnie, junto con Sarah Malin como la cuñada estirada de Carol y la prima directa de Anna. Una serie de puertas con manijas tipo hospital componen el impactante escenario, diseñado por Alex Eales, interrumpido por utilería de época y vestuario perfectamente adaptado diseñado por Sarah Blenkinsop. El poder de la obra se intensifica con el paisaje sonoro atmosférico y a menudo perturbador diseñado por Melanie Wilson con música de Paul Clark. Puede que la obra no diga nada nuevo sobre la herencia del suicidio, pero Birch ha encontrado una manera efectiva de explorar cómo el trauma del suicidio se infiltra en cada momento de las vidas que siguen. La puesta en escena es ambiciosa pero da resultado, aunque su intensidad puede dejarte hecho polvo. Hasta el 8 de julio de 2017

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