RESEÑA: Rumpy Pumpy, Teatro Landor ✭

Rumpy Pumpy

Teatro Landor

14 abril 2015

1 Estrella

Los nuevos musicales requieren el cuidado y apoyo más tierno si han de ser alentados hasta el punto en que puedan florecer y crecer. El Teatro Landor es uno de los pocos espacios notables que apoya nuevos musicales en Londres, a través de la organización de lecturas, talleres y producciones.

Actualmente se presenta allí Rumpy Pumpy, un nuevo musical de Barbara Jane Mackie (libro, letras y partitura), que se anuncia como "un caso de té y bollos" basado en una historia real. Está dirigido por Thom Sellwood con dirección musical de Tom Marlow.

La noción que sustenta Rumpy Pumpy es excelente: el choque de mundos que ocurre cuando miembros del Instituto de Mujeres cometen lo que algunos de sus compañeros consideran una herejía al decidir hacer campaña por una reforma de las leyes arcaicas sobre la prostitución con el fin de mejorar significativamente la vida de las prostitutas en el Reino Unido. Las posibilidades cómicas y dramáticas de la situación son inmediatamente obvias: reuniones en el salón de la aldea con bollos al amanecer; prostitutas mezclándose con mujeres mayores de clase media, sorprendiendo con historias sobre la realidad de sus vidas; las visionarias en el Instituto convirtiendo lentamente a sus colegas más conservadoras; excursiones donde se logra la conversión a la causa; una reunión con el Ministro. Se puede ver claramente a dónde podría llegar la obra.

Pero no llega allí, no de manera significativa. En su lugar, hay mucho material de telenovela que involucra a las prostitutas, ninguna de las cuales resulta particularmente agradable. Abuso conyugal, intimidación policial, la arrogancia de los cruzados morales, las dificultades de mantener a un hijo o tener una educación: estos son temas que podrían haber sido el eje del choque cultural, al abrirse los ojos. Pero son, en cambio, presentados como el trasfondo manchado de las vidas de las prostitutas y, en este contexto, disminuidos.

Algunas de las melodías de Mackie son agradables y pegajosas: la música es fácilmente el componente superior de la obra. La canción principal es atractiva y otros números, como Wouldn't It Be Nice y The Perfect Brothel, podrían convertirse fácilmente en grandes éxitos. De hecho, el mejor momento de la noche ocurre cuando las curiosas y bienintencionadas damas del Instituto de Mujeres están en Nueva Zelanda investigando las mejores prácticas en burdeles. (Uno puede ver instantáneamente cómo hacer de esa investigación el eje central de la obra, con los problemas sociales de fondo, mejoraría enormemente la narrativa).

Aunque tiene un vínculo temático obvio y reconocido con The Full Monty, Rumpy Pumpy tiene más conexión, no reconocida, con Calendar Girls. Pero está frenada, tanto por letras pobres como, en términos generales, por un canto deficiente. Sellwood necesita tomar un control más firme de la obra, y el diálogo necesita ser totalmente reescrito para que la gente no hable constantemente en clichés.

Marlow hace lo mejor que puede con la presentación de la partitura, y la interpretación resulta ser la parte más musical de los procedimientos.

Desafortunadamente, la dirección de Sellwood deja mucho que desear. Un poco de espíritu inventivo en la presentación podría haber ayudado enormemente. Cosas simples podrían ayudar: el coreógrafo Courtney Daly podría, por ejemplo, haber creado un movimiento corporal compartido para las trabajadoras sexuales, contrastado con el de las mujeres del Instituto, con ambos trabajando juntos contrapuntísticamente y luego, con el tiempo, armonizando. Los clientes masculinos podrían haber tenido su propio lenguaje corporal. Lo que sea: la obra necesita vida inyectada directamente en su corazón central.

La actuación es rudimentaria en su mayor parte, principalmente porque el libro no permite personajes reales, meramente arquetipos. La eliminación de algunas de las subtramas (las acciones de la policía vengativa que induce al bostezo; la mitad de la historia de amor de la cena de langosta) ayudaría a centrarse en el juego principal: la comprensión valiente y visionaria de dos mujeres del Instituto de Mujeres, una de las cuales da su vida por la causa que persiguen en nombre de todas las mujeres.

Aquí hay una excelente idea y la partitura muestra un potencial real. Es genial que Mackie tenga la oportunidad de ver la obra representada, porque lo que necesita cambiar será mucho más claro ahora, ya que la producción ha expuesto las debilidades inherentes en el borrador actual.

Los títulos pueden ser problemáticos. Si vas a llamar a un musical Rumpy Pumpy, entonces necesita ser sexy, enérgico y travieso. Si no lo es, la batalla por ganar al público estará prácticamente perdida. Tal como está, esta producción es más Grumpy Slumpy que Rumpy Pumpy.

Espero con interés su próximo taller de representación.